
Sin darnos cuenta, hemos dejado la pandemia atrás, pero las lecciones aprendidas para adaptarnos y sobrevivir han dejado una huella profunda en empresas, colaboradores y en la naturaleza misma del trabajo. Aprendimos a solucionar problemas y actuar con rapidez. Sin embargo, es esencial reconocer que, aunque estas habilidades nos ayudaron a transitar con éxito en aquel momento, ahora es urgente realizar un cambio estratégico hacia la prosperidad. Este enfoque es la gran oportunidad que nos permitirá afrontar el futuro y el presente, de los proyectos empresariales y profesionales, desde la innovación y el progreso. Es tiempo de transitar de una mentalidad de supervivencia a una de prosperidad.
Mentalidad de Supervivencia
Enfoque en el corto plazo: Las personas con una mentalidad de supervivencia suelen estar enfocadas en el aquí y ahora, preocupándose principalmente por satisfacer necesidades inmediatas y resolver problemas urgentes.
Reactividad: Esta mentalidad implica una tendencia a reaccionar a las circunstancias en lugar de planificar proactivamente para el futuro. Las decisiones se toman a menudo bajo presión o en respuesta a situaciones de crisis.
Percepción de escasez: Se caracteriza por la creencia de que los recursos (tiempo, dinero, oportunidades) son limitados, lo que puede llevar a comportamientos competitivos o defensivos.
Ahorro: El enfoque está en preservar los recursos actuales, manteniendo un colchón de seguridad que pueda protegernos contra eventos inesperados o crisis.
Evitación del riesgo: Debido a la preocupación por la pérdida o el fracaso, puede haber una tendencia a evitar tomar riesgos, incluso cuando podrían ofrecer beneficios a largo plazo.

Mentalidad de Prosperidad
Visión a largo plazo:
Las personas con una mentalidad de prosperidad tienden a mirar más allá del presente inmediato, estableciendo objetivos a largo plazo y planificando cómo alcanzarlos.
Proactividad: Se caracteriza por tomar la iniciativa para crear oportunidades, en lugar de simplemente responder a los acontecimientos. Esto incluye prepararse para futuros desafíos y oportunidades antes de que surjan.
Percepción de abundancia: Existe la creencia de que hay suficientes recursos para todos, lo que fomenta la colaboración, el compartir y la generosidad. Se ve el éxito personal como algo que puede ser alcanzado sin perjudicar a los demás.
Inversión: Es la expresión de la confianza, buscar generar riqueza a largo plazo. Aunque el riesgo es inherente a la inversión, el crecimiento implica una actitud de optimismo hacia el futuro, creyendo en la posibilidad de obtener retornos a lo largo del tiempo.
Aceptación del riesgo: Reconocen que el riesgo es una parte necesaria del crecimiento y el éxito. Están dispuestos a tomar riesgos calculados, viéndolos como oportunidades para aprender y avanzar.
Con una mentalidad de prosperidad re-interpretamos el riesgo como una oportunidad para aprender y crecer. Estar dispuestos a experimentar y fallar nos prepara mejor para el éxito futuro, permitiéndonos innovar y avanzar de formas que antes no nos hubiéramos permitido.
¿Cómo puedes aplicar esta perspectiva en tu trabajo y en tu empresa para innovar y progresar? Comparte tus ideas y comprométete con el cambio.
Supervivencia vs Prosperidad
¿Cómo piensa tu empresa?
Carlos Calleja
Director de Inteligencia de Negocios
TKM Customer Solutions

